Óxido de azufre: Se
forman gracias a la combustión de cualquier sustancia que contenga azufre, como
el carbón o el petróleo, generando dióxido de azufre (SO2) como
contaminante primario. El trióxido de azufre (SO3) se forma en la
atmósfera, como contaminante secundario, por la acción fotoquímica sobre el
anhídrido sulfuroso, así como el ácido sulfúrico (H2SO4)
que se produce por la oxidación catalítica de los óxidos de azufre en las gotas
de agua de lluvia, llamada lluvia acida.
Óxidos de nitrógeno: Como contaminante primario en los procesos de combustión de combustibles fósiles como petróleo, carbón o gas natural. La oxidación posterior de él nos da lugar al dióxido de nitrógeno (NO2) y posteriormente al ácido nítrico (HNO3), como contaminantes secundarios.
Monóxido de carbono: Su
origen antropogénico es debido a la combustión incompleta de materias orgánicas,
principalmente los carburantes de los automóviles. Al oxidarse en la atmosfera
produce dióxido de carbono (CO2).
Aerosoles o partículas: Alrededor
de un 80% de las partículas presentes en la atmósfera tienen origen natural
(aerosoles marinos, arrastre de polvo por el viento, erupciones, incendios,
etc.).Las fuentes antropogénicas más importantes son los procesos de combustión
y las pérdidas en procesos extractivos e industriales (minería, canteras,
fábricas de cemento, tratamientos de residuos, etc.). También es importante
cuantitativamente la formación de aerosoles secundarios a partir de
contaminantes gaseosos primarios.
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